sábado, marzo 29, 2008

para ver cómo han ido evolucionando algunos políticos europeos


CRITICA FILOSOFICA PARA MANTENER LA VIDA
SABER Y PODER PARA MANTENERNOS LIBRES COMO
LA CAPACIDAD DE INDEPENDENCIA FUNDAMENTAL PARA
LA VIDA


ASINCRO QUISIERA QUE ESTA ENTREVISTA RESULTE DE UTILIDAD PARA ENTENDER LOS CAMBIOS SUCEDIDOS EN ALGUNOS POLÍTICOS EUROPEOS
ENTREVISTA

ECOLOGIA POLITICA Y GLOBALIZACION Entrevista a ALAIN LIPIETZ*
Realizada en Quito el 27 de mayo del 2000 por:María Fernanda Espinosa, Fredy Rivera y Marc Saint-Upéry
ED: ¿Puedes describir tu trayectoria política y explicarnos cómo te llevó a la ecología política y al partido verde francés?AL: Mi trayectoria política empieza más o menos con el movimiento de Mayo del 68, un movimiento social estudiantil y obrero muy fuerte. Del lado del movimiento estudiantil, y también en parte del movimiento obrero, tenía rasgos antiproductivistas y al menos en cierta medida antiestatistas. Era una revuelta contra una forma de pacto social donde todos podían tener trabajo y ganar siempre más dinero, pero sólo con la condición de trabajar siempre más, y donde el Estado era el organizador de todos los aspectos de la vida cotidiana al servicio del capital. Mayo del 68 fue la primera forma de lucha de masa contra este tipo de ideología. El discurso de la gente en la calle era una crítica del modo de vivir no sólo por ser capitalista, sino por ser productivista. Durante tres semanas, no hubo ningún tráfico, porque no había gasolina, y la gente discutía en la calle. En un país que había tenido una revolución fordista muy traumática, la gente se acordaba de la vida de antes, que era tal vez más dura, sin agua corriente, etc., pero con una cierta calidad de vida.
Sin embargo, las formaciones políticas que surgieron del movimiento de Mayo del 68 no eran realmente adecuadas al contenido de mayo. Hacían referencia al marxismo-leninismo en su variante trotskista o maoísta, con dificultades enormes para tomar en cuenta tanto los aspectos más antiproductivistas y ecologistas como los aspectos libertarios y antiestatistas de Mayo del 68. Después de un decenio, más o menos, estos movimientos desaparecieron. Yo mismo estaba en un grupo marxista-leninista, pero mi grupo, la Gauche Ouvrière et Paysanne (Izquierda Obrera y Campesina), era muy interesante porque tenía un vínculo más fuerte con este tipo de contenido. Primero porque tenía fuertes relaciones con grupos de la izquierda campesina, quienes han sido los precursores de la Confédération Paysanne de José Bové1, y también con grupos de obreros calificados que rechazaban el taylorismo y las formas enajenantes de la organización del trabajo. Entonces, mi grupo era tal vez uno de los más sensibles al contenido de esta revuelta contra la forma dominante del capitalismo. A pesar de esto, compartía esa visión marxista-leninista de la política donde la clase obrera, sujeto histórico principal, delegaba las tareas políticas a un partido de vanguardia, etc.
ED: A un lector latinoamericano, le podrá parecer extraño este peso de los movimientos maoístas en países capitalistas desarrollados de Europa. ¿Cómo lo explicas?AL: El maoísmo francés de la Gauche Prolétarienne, o el maoísmo italiano de Lotta Continua2, no tiene mucho que ver con cierto marxismo-leninismo latinoamericano, aún menos con el maoísmo de Sendero Luminoso. Más bien era una forma de crítica del estalinismo, y eso desde el punto de vista de una crítica del productivismo. Es el maoísmo de las "diez grandes relaciones" definidas por Mao, ciudad-campo, trabajo manual-trabajo intelectual, etc. Era la forma a través la cual un concepto de partido viejo, de tipo marxista-leninista, se adaptaba a los contenidos nuevos de Mayo del 68. Era una crítica de la idea que las fuerzas productivas son siempre buenas, sólo hay que distribuir mejor el producto. Desde nuestro punto de vista, la crítica trostkista del estalinismo no bastaba, era puramente política. Los trotskistas decían que el problema con el estalinismo era la burocracia, mientras nosotros decíamos que el problema con el estalinismo era mucho más amplio, era también la aceptación del taylorismo, la aceptación de la división entre trabajo manual y trabajo intelectual, etc. Era una crítica más radical del modelo de desarrollo: ¿por qué producir? ¿por qué consumir? ¿qué manera de trabajar?, etc. Y de hecho, cuando toda esta izquierda marxista-leninista se esfumó a mediados de los años 70, muchos de los maoístas franceses e italianos se volvieron verdes.
Mi experiencia personal de continuidad con los valores principales de Mayo del 68 se expresó también a través de lo que se iba construyendo como el movimiento verde. Los verdes surgieron primero como un movimiento social que aglutinaba ambientalistas, pacifistas, feministas y regionalistas principalmente. Es sólo después que se agregaron sectores provenientes del movimiento obrero y campesino. Como partido, los verdes aparecieron en Francia sólo en 1984, cinco años después de Alemania, lo que les llevó a tener una relación de fuerzas muy débil con la socialdemocracia francesa, pero al mismo tiempo una especificidad muy grande. El partido verde francés surgió después de veinte años de existencia informal, donde había grupos ecologistas que a veces participaban en elecciones en función de la decisión de asambleas generales ad hoc. Nacen como partido tres años después de la victoria de la coalición de izquierda, y como partido que tenía una gran hostilidad en contra de esa izquierda, sea por demasiado estatista, como los comunistas, sea por demasiado liberal, como los socialistas, y en ambos casos demasiado productivista. Desde 1984 hasta 1993, o sea hasta la derrota de la izquierda, era casi imposible hacer una alianza.
ED: ¿Cómo se explica el relativo atraso de la constitución y del fortalecimiento de los verdes franceses en comparación con los de Alemania?AL: Alemania es diferente. Un día una periodista le preguntaba a Daniel Cohn-Bendit3 por qué el movimiento verde era tan fuerte en Alemania y tan débil en Francia (así era en los años 80), y Cohn-Bendit le contestó: "Porque en Francia todos los revolucionarios se pueden volver funcionarios públicos". En Alemania, a parte que no hay esta centralidad del Estado republicano francés, hubo la época de los Berufverbote, de la prohibición de ejercer un cargo de funcionario público para quienes no aceptaban el orden constitucional, en la época en que gran parte de la izquierda extraparlamentaria estuvo marginada por las sospechas de complicidad con el terrorismo. Entonces, tuvieron que inventar su propia sociedad alternativa, con sus escuelas, sus tiendas, sus cooperativas, hasta sus bancos, y el movimiento verde alemán fue en gran parte el reflejo de esta contracultura. Lo que explica en parte también el ocaso actual de los verdes alemanes, ya que por un lado se trata de una generación de militantes que ahora tienen cincuenta años y quieren vivir en modo, digamos, más "normal"; por otro lado, con la ayuda de los socialdemócratas, hay una fuerte institucionalización de todo lo que era la "escena alternativa". Eso se ve en el campo urbanístico en Berlín, por ejemplo, donde el gobierno socialdemócrata está usando las redes alternativas para fomentar sus proyectos de construcción de un nuevo Berlín. Además es una tendencia vinculada con un fenómeno más general de institucionalización de las organizaciones no gubernamentales, como en Chile, donde muchas de las ONG de oposición de la época de Pinochet funcionan ahora como organismos paragubernamentales.
ED: Eso no pasa sólo en Chile...AL: Claro, y eso tiene también que ver con el hecho de que los gobiernos que aplican políticas neoliberales en América Latina buscan alternativas para manejar los problemas sociales que siguen existiendo a pesar del desmantelamiento de las instituciones estatales que debían hacerse cargo de ellos. Y lo hacen también bajo el impulso de los organismos multilaterales como el Banco Mundial o el BID, por ejemplo. Ahora, para regresar a la cuestión del nacimiento de los partidos verdes, digamos que al inicio eran una convergencia de contracultura alternativa, como en Alemania, de movimientos ambientalistas que criticaban el modelo de desarrollo, de pacifistas -no olvidemos que era la guerra fría y que esos movimientos se oponían a la nuclearización militar de Europa-, de feministas que criticaban el machismo del movimiento obrero, etc. Era una confluencia de muchos movimientos sociales quienes, inicialmente, no tenían mucho que ver entre sí. Entonces, tuvimos que inventar la ideología de esta convergencia, y esto no alrededor de un sujeto histórico, de una clase específica, sino como red de sujetos diferentes.
Eso se hizo en dos etapas. Primero hubo una concepción típica del fin de los años 70 y del inicio de los 80, o sea la ideología del arcoiris, de la yuxtaposición, de una "coalición antisistema", como dice Wallerstein. Era una etapa probablemente necesaria, por el rechazo del modelo unificador monolítico fomentado por el marxismo clásico. Pero había que superar esa etapa, que tal vez vale más para lo que llamo las "formas de política biodegradables", o sea de movimientos latentes que de vez en cuando hacen una iniciativa política común. Esa es la forma de iniciativa política que existe a nivel internacional, si tomamos la movilización de Seattle, por ejemplo -aunque siempre aparecen más formas de estabilización de las iniciativas también a este nivel: coordinadoras, etc. Pero necesitamos formas más permanentes en la esfera específicamente política, algo como un partido, y este partido no puede ser sólo el representante de los varios movimientos. Entonces empezamos a tratar de definir una plataforma no sólo en relación con la demanda de los movimientos, sino también por deducción a partir de nuestros valores fundamentales. Ahí, hay una ruptura con la especie de "trade-unionismo" ambientalista inicial de los verdes.
ED: Antes de volver a estos valores fundamentales, acabemos con el relato de la evolución política de los verdes franceses. ¿Cómo se hizo la reconciliación con la izquierda, y en particular con la izquierda de gobierno?AL: Fue una verdadera crisis. Había entre los verdes una forma de radicalismo "centrista", por decir, que se proclamaba ni de izquierda ni de derecha. Pero había también otra ala, de la cual hacía parte yo, que veía las cosas de otro modo, a pesar de no estar muy satisfecha con la izquierda realmente existente, con su falta de radicalismo, su productivismo, su positivismo cientista. A inicios de los años 90, se perdió poco a poco la ilusión fundamentalista de que los verdes podían llegar a una hegemonía dentro de la sociedad sin ninguna alianza, y eso coincidió con el fin de la hegemonía de los socialistas sobre la izquierda. Más y más gente que no quería votar para los socialistas empezó a votar para nosotros, lo que al inicio reforzó la ilusión fundamentalista. Hubo resultados electorales muy alentadores (más de 14%, y más de 40% de los franceses declaraban en los sondeos que algún día podrían votar un día por los verdes), pero seguidos por verdaderos desastres y por un traspaso masivo de votos hacia la izquierda tradicional en la segunda vuelta. La gente quería saber con quién querían gobernar los verdes. De ahí hubo un período de crisis de los verdes, seguido por la reconstrucción de la dirección del partido alrededor de Dominique Voynet, la actual ministra del Ambiente. El nuevo discurso era: claro que esta izquierda no es nuestra izquierda, pero tenemos algo en común, o sea una cierta idea del progreso humano y de la justicia social, a pesar de que nuestra idea del progreso rechaza mucho de lo que se llama "progreso" desde Descartes (¡o tal vez desde la Biblia!).
Al mismo tiempo la izquierda socialista y comunista atravesaba una crisis muy similar bajo ciertos aspectos, y hubo también un proceso de reconstrucción de la dirección socialista alrededor de Lionel Jospin, así como de Robert Hue para el Partido Comunista. En Francia, la reconstrucción del Partido Socialista no es la afamada tercera vía. La tercera vía, o sea algo entre la socialdemocracia y el liberalismo, era más bien la práctica, aunque no la retórica, del poder socialista de Mitterrand en los años 80. Si hay una tercera vía de Jospin, está más entre la socialdemocracia y los verdes, y se encuentra también bajo la presión de los comunistas y de lo que se llama "la izquierda de la izquierda". Hay un movimiento de la sociedad francesa hacia la izquierda y la gente que vota a la izquierda de los socialistas (verde, comunista, trotskista) es tan numerosa como los que votan socialistas, o sea cerca de 25%. Los socialistas ya no son hegemónicos del punto de vista de las ideas -además tienen pocas ideas-, pero sí son hegemónicos desde el punto de vista de la credibilidad como partido de gobierno.
ED: ¿Cómo explicas este resurgimiento de una izquierda social y intelectual vigorosa en un país de Europa que, en los años 80, era tal vez -con cierta complicidad de los socialistas- el más "normalizado" desde el punto de vista ideológico? Me acuerdo que Perry Anderson escribía entonces que París era la capital intelectual de la reacción en Europa.AL: Y era la verdad. Creo que eso se explica por los ciclos del compromiso social, la alternancia entre búsqueda del bienestar privado y del interés público, bien descritos por Albert Hirschman4. Eso es el lado positivo de ser relativamente viejo, se pueden ver como las cosas evolucionan. Hubo recién una entrevista de Alain Touraine (sé que hay todavía gente en América Latina que cree que Touraine es muy de izquierda; ya no tenemos esta ilusión en Francia) en el diario Le Monde que hablaba de los nuevos movimientos contra la globalización neoliberal y decía que la ola liberal, que él mismo había apoyado en los años 80, se había vuelta excesiva, que se había transformado en una guerra de todos contra todos, y que había que templarla con ciertas normas de convivencia. Entonces, para él, esos nuevos movimientos, a pesar de sus propios excesos y exageraciones, son el antídoto al peligro de la victoria total del liberalismo.
De hecho, en los años 80, había en la izquierda un discurso de casi desesperación, con la idea que estábamos totalmente derrotados, que no había nada que hacer, etc. Esto duró en Francia hasta la grande huelga de diciembre 1995, que fue un viraje decisivo, una especie de Stalingrado. Para hacer este Stalingrado, hubo que hacer alianzas bastante desagradables con los sectores más arcaicos y corporativistas del sindicalismo. Pero había que resistir y decir no a un nuevo proyecto de liberalización, y toda la población lo entendió muy bien. A pesar de la paralización total de los transportes públicos, que obligaba la gente a caminar horas en el frío, hubo un sentimiento de solidaridad masivo y verdaderamente excepcional. Eso fue el inicio de la recuperación: era posible ganar.
ED: Volviendo al gobierno actual de la izquierda en Francia, hay observadores que dudan de su carácter verdaderamente alternativo. Tras cierta retórica un poco menos liberal, dicen, no es tan diferente de Blair, y eso sería además el destino de toda la socialdemocracia europea.AL: No estoy de acuerdo. Primero no hay que sobre estimar al fenómeno Blair. Blair goza de una popularidad personal bastante frágil y superficial, de tipo latinoamericano, diría, algo como lo que fue la de Collor en Brasil. Es el síntoma de una cierta desagregación de la sociedad inglesa después de veinte años de thatcherismo. Así, lo poco que hace Blair puede hasta parecer maravilloso, como la creación de un salario mínimo, que no existía antes. Todo es una cuestión de contraste, pero ya se desgastó mucho el entusiasmo hacia Blair y hay críticas hasta entre los que lo apoyaron. En Francia, la situación es muy diferente. En un marco de crecimiento de las luchas populares, llega al poder Jospin, un keynesiano clásico que discute con los ecologistas y que propone una forma de compromiso entre las exigencias del apoyo a la demanda y las exigencias más radicales y antiproductivistas, o sea una reducción del tiempo de trabajo sin reducción de salario. Claro que se aplicó una versión moderada de este compromiso, pero aún así es un adelanto enorme, un crecimiento de más de 10% del tiempo libre de la gente. Se trata de un día libre por semana, o de un mes suplementario de vacaciones5. Además todo esto funciona muy bien, hay una reducción muy rápida del desempleo y un crecimiento muy fuerte.
Claro que desde un punto de vista ecológico la explosión del consumo no es un fenómeno desprovisto de ambivalencia, pero al mismo tiempo estamos tratando de cambiar la forma misma del gasto público. Por ejemplo, en 1992, los gastos de transporte en la región de París representaban los dos tercios para los automóviles y un tercio para los transportes públicos. Como los verdes tenían una minoría de bloqueo en el Consejo Regional, pudieron imponer un cambio de rumbo, y ahora esta proporción es de 80% a favor del transporte público. Mi batalla como economista dentro de la Comisión Económica del Parlamento Europeo es insistir en que la forma de recuperación económica actual de Europa es en contradicción con los compromisos ecológicos de la conferencia de Kyoto -en materia de emisión de gases carbónicos, por ejemplo. Estoy defendiendo la idea de cambiar completamente los objetivos de inversión pública en los diez próximos años.
ED: Ahora, ¿en nombre de qué estás defendiendo estas ideas? ¿Cuál es el contenido ideológico y filosófico de la ecología política, y cuál es su relación con la ecología científica?AL: Como en la relación entre sociología y socialismo, o entre ciencia económica y crítica de la economía política, hay un verdadero problema de contenido, de articulación y de designación. La ecología política es al mismo tiempo un enfoque científico y una opción política, incluso una práctica política. Para mí en términos de contenido científico, se trata primero de una ecología de la especie humana. La ecología en general es la relación triangular entre los individuos de una especie, la actividad organizada de esta especie y el territorio en el cual se desarrolla. La especificidad del ser humano es precisamente su capacidad de adaptación, que le permite transformar conscientemente tanto su actividad organizada como el territorio que la acoge. Por eso hay una dimensión específicamente política de la ecología humana, ya que hay espacios de debate donde se discute lo que tenemos que hacer con el territorio y nuestra actividad y en nombre de qué.
Este momento político de la ecología del ser humano abre la vía de una política ecológica: ¿qué sentido le damos a la transformación de nuestras relaciones sociales y de nuestra relación con el territorio? Esas son las preguntas específicas que lleva consigo la ecología en el debate político. ¿Pero cuál es la relación de esta ecología política con la ecología científica el ser humano? Se podría decir que hay que separar lo científico y lo normativo, y que sería perfectamente normal que a un gran especialista en ecología humana, hasta en ecología urbana, no le importe un comino que haya ricos y pobres o que haya contaminación ambiental. Pero no me parece que sea un caso muy probable o muy frecuente. Generalmente, la gente tiene un interés humano en lo que está haciendo, y es muy probable que alguien que hace ecología científica tendrá ganas de hacer una buena política ecológica. Ahora, si queremos ser más precisos, se puede decir que, al triángulo que define el marco científico de la ecología política, corresponde otro triángulo parecido, el de la buena política ecológica, o sea un conjunto de valores que guía las elecciones políticas de la ecología política. En cada de los tres ángulos de este triángulo encontramos un valor específico: la autonomía, la solidaridad y la responsabilidad. Estos tres valores tienen una relación estrecha con los valores clásicos de todas las fuerzas progresistas. No es difícil identificar ahí los valores de libertad, igualdad y fraternidad que estuvieron en las banderas de las revoluciones del siglo XVIII y del inicio del siglo XIX y que fueron transformados y enriquecidos ulteriormente.
¿Qué es la autonomía? Es la libertad pero no la libertad abstracta. Es la capacidad concreta para un individuo de controlar al menos en parte el sentido de sus actos, elegir lo que quiere hacer y, en cierta medida, los medios para hacerlo. Digo bien "al menos en parte" y "en cierta medida": ya no tenemos ciertas fantasías de libertad absoluta y todopoderosa, y entendemos mucho mejor los determinismos que nos restringen. Digamos que la autonomía es utilizar esos determinismos para entender y decidir lo que queremos hacer, darle pleno sentido y asumir las consecuencias de ello (y ser capaz de modificar nuestro comportamiento). En cuanto a la solidaridad, corresponde al ángulo "actividad organizada" del triángulo científico, es una cierta manera de reexaminar dos siglos de debate sobre la igualdad. La igualdad burguesa y liberal era una igualdad de oportunidades: todos somos iguales al momento de nacer y después ¡que gane el mejor! Este ideal, que no es despreciable, afirma la ausencia de diferencias sustanciales entre nobles y villanos, por ejemplo, o entre blanco-mestizos e indígenas, pero deja que todos se las arreglen con las dificultades de la vida. Sin embargo, se sabe que no todos tienen la misma dotación inicial. La igualdad comunista es más bien una igualdad de resultado y no sólo una igualdad como punto de partida abstracto. El problema es que había en eso una negación asumida de todo lo que es iniciativa individual. Entonces la solidaridad, para los ecologistas, es una visión mucho más inspirada por la concepción de los ecosistemas, una situación en la cual unos seres inicialmente autónomos puedan siempre volverse de nuevo autónomos, aunque hayan cometido errores que les han marginado. O sea una igualdad de oportunidades siempre renovada: la sociedad debe hacer de modo que cada uno de nosotros encuentre de nuevo cada mañana su igualdad de oportunidades.
El tercer valor es tal vez el más específicamente ecológico, ya que casi no existía en la reflexión de las fuerzas progresistas tradicionales. Igual que los liberales apreciaban la libertad sin darle mucho importancia a la solidaridad, los socialistas tenían una cierta idea de la solidaridad pero no veían la importancia de la responsabilidad hacia las futuras generaciones y las otras especies. Ese es el aporte específico de los ecologistas, un equivalente de la idea de fraternidad extendida mucho más allá que en la concepción cristiana o socialista. Tenemos una responsabilidad hacia lo que sucede lejísimos, al otro lado del planeta y hacia lo que puede suceder después de muchas generaciones. Un ecologista no puede aceptar la fórmula de San Pablo cuando dice: "Si Dios no existe, comamos y bebamos, ya que mañana vamos a morir". Tampoco puede aceptar el imperativo de optimización de la economía hacia el pleno empleo y el máximo de crecimiento sólo para nuestra generación, reflejado por el dicho de Keynes: "En el largo plazo, todos estaremos muertos". En los Estados Unidos, he visto una calcomanía que decía: "¡And now, Keynes is dead, and we are stuck in his future!" Un ecologista no puede aceptar la idea que, si no hay recompensa eterna, no tenemos que preocuparnos de los efectos de nuestras acciones sobre personas desconocidas. Tampoco puede aceptar cierta concepción de la Ilustración, en la cual los acuerdos entre los hombres resultan de la armonización de los intereses bien entendidos de cada individuo (ahí se manifiesta tal vez una cierta debilidad de Habermas, por ejemplo, desde un punto de vista ecologista). Como ecologistas, rechazamos también la visión de la socialdemocracia cuando estima que una vez que hemos logrado un buen acuerdo entre las clases sociales para una generación, estamos satisfechos. De ahí salió el compromiso fordista, tal vez el más avanzado en la historia de la humanidad -especialmente en su versión escandinava-, donde toda la sociedad ha sido implicada en modo solidario en la repartición de los frutos del progreso técnico, desde la última vendedora del supermercado hasta el ingeniero informático de Ericsson. Sin embargo, la socialdemocracia no toma en cuenta los efectos a largo plazo de estos compromisos sociales.
ED: ¿Pero cómo se expresa esta preocupación ecologista de solidaridad y responsabilidad en el campo de las relaciones internacionales, y en particular de la relaciones Norte-Sur?AL: Bueno, primero, hay que ver que, al menos en Francia, la ecología política nace precisamente de una reflexión sobre las relaciones Norte-Sur y el desarrollo. El fundador de la ecología política francesa es un ingeniero agrónomo, René Dumont, en mi opinión una de las figuras mayores del siglo XX. En su larga vida (nació en 1907), ha recorrido todo el planeta, siempre con la pregunta de ¿cómo viven los hombres? Su gran obsesión siempre ha sido cómo alimentar la población, lo que es una interrogación típica de un ecologista: ¿cómo los individuos de una especie dada logran sobrevivir en un territorio dado? Hasta la edad de cincuenta años, era un modernista convencido, un socialista modernista. Para él, el progreso técnico, en particular la revolución verde, o sea la revolución de las semillas seleccionadas a alto rendimiento, de los pesticidas y de los abonos químicos, hubiera permitido alimentar todo el planeta. Sin embargo, descubrió que en la práctica eso no funcionaba, ya que ciertas relaciones sociales destruyen los posibles efectos positivos del progreso técnico. Ahora bien, un socialista clásico podría también decir lo mismo. Un marxista vulgar diría: hay muy buenas fuerzas productivas pero las relaciones sociales son tan malas que no hay redistribución de los efectos positivos. Sin embargo, Dumont va a profundizar el tema en otra dirección. Lo que él empieza a ver y a decir es que las fuerzas productivas que ofrecemos al Tercer Mundo no son sino la expresión de relaciones sociales realizadas en el Norte. O sea que su aplicación en el Tercer Mundo sin ninguna precaución es en sí mismo destructora para los países del Sur. Como expresión de ciertas relaciones capitalistas desarrolladas, no pueden ser reapropiadas por las sociedades del Sur. Más bien, se trata de una forma de continuación del colonialismo a través de la cooperación.
De ahí, sin caer nunca en una forma de culto a una especie de comunismo primitivo idealizado, lo que interesa a Dumont es saber cómo se pueden utilizar conocimientos sin lugar a dudas universales -ya que el progreso científico es un bien común de la humanidad- de manera que puedan ser apropiados y adaptados a partir de las sociedades locales y de sus fuerzas vivas para establecer un modo de desarrollo más sano y equilibrado. Se trata de una forma de profundización de la crítica marxista de las relaciones Norte-Sur, pero más allá de los problemas de distribución para desembocar en una crítica del "progreso" técnico. Y con el planteamiento de la cuestión de la tierra y del territorio como eslabón de la cadena entre diferentes generaciones, Dumont permitió a un montón de jóvenes agrónomos y militantes descubrir el conjunto de la temática ecológica.
Este nuevo enfoque sobre las relaciones Norte-Sur lleva consigo un cierto número de temáticas que ya no son tan nuevas, pero sí lo eran hasta fines de los años 80. Hablamos, por ejemplo, de la prioridad a las mujeres como fuerza de transformación social en las sociedades en vía de desarrollo. La concepción de la cooperación Norte-Sur que tenían las fuerzas marxistas o socialdemócratas era muy masculina: grandes obras públicas que apuntaban a mejorar la productividad de los sectores masculinos de las fuerzas productivas. Todo el lado femenino de la división sexual del trabajo de las sociedades en vía de desarrollo, lo que Fernand Braudel llama el primer piso de la civilización material y que otros llaman el modo de producción doméstico -para resumir, todo lo que es cocina, huerta y cuestiones de reproducción-, todo esto era totalmente descuidado por las concepciones "progresistas" tradicionales de la cooperación. Con la excepción, tal vez, de la planificación demográfica, pero con un enfoque macroeconómico, tecnocrático y autoritario que dio lugar a políticas de regulación de nacimientos socialmente contraproducentes y ecológicamente desastrosas (con los efectos químicos perversos de la píldora).
Todas esas nuevas ideas, que el desarrollo es primero el desarrollo de las técnicas apropiadas, que se debe apoyar en nuevas relaciones sociales, que el núcleo fundamental de las relaciones sociales es la relación hombre-mujer -ideas que no eran totalmente ausentes de los clásicos del marxismo, véase El Origen de la Familia, de Engels, pero habían sido oportunamente olvidadas-, son sobre todo los ecologistas quienes las han popularizado paulatinamente en los años 90 a través una serie de conferencias internacionales como Río, Pekín, Cairo, Copenhague, hasta el punto que hoy hacen parte del sentido común de los organismos de cooperación. Digo bien del sentido común y del discurso, claro que no siempre de la práctica, y hay que luchar a diario para imponerlas, hasta en países supuestamente ilustrados como Francia, donde los verdes están en el gobierno al lado de socialistas y comunistas, pero que siguen practicando políticas de tipo neocolonial o, en el mejor de los casos, políticas redistributivas que condonan la deuda sin preocuparse de los mecanismos que la generan. Así que estamos todavía lejos de una auténtica política de cooperación.
ED: Sin embargo, no existe sólo esta "materia prima" de las relaciones sociales y ecológicas, este "primer piso" braudeliano que los ecologistas y las feministas han revelado. Hay también otro piso, otro nivel, más político, que abarca tanto las herencias del colonialismo y del imperialismo como los mecanismos institucionales de la dependencia, las instituciones internacionales propiamente políticas y lo que se podría llamar las instituciones políticas del mercado mundial, como la OMC. Hemos visto la participación de los ecologistas en las manifestaciones de Seattle, pero lo de Seattle era una coalición muy heterogénea. ¿Qué piensan exactamente los ecologistas de la globalización y del libre comercio, por ejemplo?AL: Bueno, primero no están todos de acuerdo. Lo único en que están todos de acuerdo, es que necesitamos poder controlar mejor políticamente el curso "automático" de la actividad económica. Todos dirán que lo político, el momento de la discusión sobre el ¿qué hacemos?, debe volver a prevalecer sobre la regulación por el mercado y la lucha de intereses. De ahí, se dividen. Algunos piensan que se puede reducir la actividad económica a una yuxtaposición de células controlables por las sociedades locales. Esa es la teoría de la reorganización del mundo en ecoregiones autónomas y autosuficientes. Una activista ecofeminista de la India como Vandana Shiva encarna bien esta visión, por ejemplo. Esto puede tal vez funcionar en algunas sociedades no muy desarrolladas que se trataría de preservar, introduciendo con mucha cautela unos pocos cambios técnicos menores. A mí, este modelo de tipo "gandhiano" me parece muy estimable, pero cuando se transforma en dogma impuesto a los demás, puede ser percibido con razón como algo muy autoritario. Y, precisamente, mucha gente le teme a la ecología porque ven en ella la posibilidad de una dictadura cientista o comunitarista sobre las necesidades.
Pero si pensamos que un cierto nivel de división internacional del trabajo tiene su legitimidad, por el hecho que no hay de todo en todo los países, por ejemplo, y que no vale la pena hacer un alto horno por municipio, como lo quería Mao Tse Tung (además, ¡no sería muy bueno desde el punto de vista ecológico!), si pensamos que se puede encontrar un cierto equilibrio entre la división técnica y social del espacio y la responsabilidad local, entonces volvemos a la realidad. Y la realidad ¿qué es? Es el hecho que, aún en los Estados Unidos o en Francia, si uno mide la cantidad de trabajo consumido por cada habitante que haya sido producida en un radio de menos de 20 kilómetros, eso representa 80%. Una cifra sorprendente sólo si olvidamos que el trabajo doméstico representa ya más de la mitad del trabajo humano. En los 50% que quedan, todo lo que es construcción, obras públicas, servicios, etc., son producidos en un radio de menos de 20 kilómetros. El problema es que nuestra dependencia de los 20% que son producidos más allá de esos 20 kilómetros es inevitable pero muy peligrosa. Significa que, para poder sobrevivir, cualquier célula humana debe poder exportar en modo competitivo más allá de esos 20 kilómetros. Personalmente, soy un especialista del tercer sector, creo mucho en estas formas de trabajo comunitario, que se trate de cosas parecidas a la minga o de cosas más sofisticadas y más conectadas con el mercado. Pero también sé que con esto no se construyen automóviles, por ejemplo. Entonces si ustedes quieren poder escuchar la radio, escuchar un CD, desplazarse, aunque sea en un medio de transporte público, ustedes deben ser capaces de producir algo en cambio. Desde que existe este problema, existe la posibilidad de que se desate toda la locura del liberalismo.
Frente a esto, gran parte de la historia del movimiento obrero, desde el inicio del siglo XIX, se resume en decir: hay que crear espacios políticos con reglas del juego sociales y ambientales que impedirán que la competencia entre las sociedades locales provoque un dumping social y ecológico generalizado que nos obligue a aceptar cualquier cosa para poder exportar en cualquier condición de explotación y comprar a cualquier precio. El Estado-nación era la forma y el territorio específicos del político, lo que permitió que se dicten estas reglas del juego capaces de controlar un poco el mercado. La socialdemocracia, el desarrollismo cepalino y hasta el comunismo entran en esta lógica. Hoy en día, el problema es que más allá de 20 kilómetros, la nación no representa ya ninguna garantía pertinente. La economía local existe, pero lo que no es estrictamente local es globalizado. Cuidado, que lo que llamamos globalización no es un fenómeno nuevo: cuando el homo sapiens invadió el planeta después de haber liquidado físicamente el hombre de Neandertal, eso era ya una forma de globalización; cuando los indoeuropeos conquistaron casi todo el espacio del neolítico clásico en el viejo mundo, fue una segunda globalización bastante extraordinaria; y la globalización que conoció el Ecuador en el siglo XVI fue mucho más brutal que lo que se está viviendo ahora. Pero la globalización actual tiene una especificidad: la mayor parte, no del primer piso económico de Braudel, sino del segundo piso, o sea todos los pequeños objetos usuales de la vida cotidiana -radios, bicicletas, sillas, etc.- pueden ser producidos en cualquier lugar del planeta y transportados a bajo costo en el mundo entero.
Me acuerdo que estuve una vez en una conferencia de resistencia al Tratado de Libre Comercio norteamericano organizado por el sindicato autónomo mexicano, el FAT. Los mexicanos habían invitado a sindicalistas canadienses y estadounidenses y les distribuían gorras y camisetas del sindicato. Pero estas gorras y camisetas eran "made in China", ya que era demasiado caro para unos sindicalistas mexicanos comprarlas en México. Así, la globalización abarca hasta los objetos que Gandhi, precisamente, pensaba poder siempre producir localmente, como las prendas básicas. Ahora ¿qué hacer? Podemos hacer la misma cosa que se hizo antes a nivel nacional y hacerlo a nivel mundial: exigir que se promulguen reglas sociales, ecológicas, fiscales, de derechos humanos; o podemos atrincherarnos dentro del viejo Estado-nación. Pienso que la estrategia de atrincherarse dentro del viejo Estado-nación, que es la de la izquierda tradicional, es una estrategia no sólo perdedora sino reaccionaria. Es perdedora primero porque ya estamos en la situación descrita, en la cual, si un sindicato mexicano quiere regalar camisetas, tiene que comprar producción china. Segundo, en la batalla política internacional tal como se plantea -o sea con movilizaciones tipo Seattle-, la elección de atrincherarse en el Estado-nación desemboca en una posición de convergencia implícita con los Estados que no quieren ninguna regulación del comercio internacional. Es el caso de todas las dictaduras productivistas del Tercer Mundo, quienes son: sea aliados directos, sea fantoches de las multinacionales.
Podemos tomar el ejemplo de un jefe de Estado como Muhamad Mahathir, el dirigente de Malaysia, quien dice explícitamente: "no quiero ninguna regla internacional de carácter social o ecológico, ya que es un atentado contra mi soberanía; quiero tener el derecho de liquidar todos los indígenas de la selva tropical de Borneo para exportar madera preciosa; quiero tener el derecho de hacer trabajar los obreros malayos dieciocho horas por día, etc., etc." Todo esto significa que atrincherarse dentro del Estado-nación es una estrategia perdedora desde el punto de vista de la defensa del mercado interno y reaccionaria desde el punto de vista de la conquista del mercado externo. Significa no ser verdaderamente capaz de desarrollar el mercado y la producción interna, ya que la globalización está por todos lados, y poder exportar sólo a condición de aplastar cruelmente a los trabajadores y a la sociedades locales, con salarios de miseria y el saqueo del ambiente.
ED: Entonces ¿cuál es la solución?AL: En estas condiciones hay que pelear para imponer reglas internacionales al libre comercio, lo que sí quiere decir que la soberanía nacional no es intocable. Decimos sí a la soberanía cuando representa una forma de organización de la solidaridad, no a la soberanía cuando pone en peligro los derechos sociales y ecológicos de las sociedades locales. Cabe decir que, en la coalición de Seattle, por ejemplo, no todos están de acuerdo con esta posición, que es más o menos la de los partidos verdes europeos. Y es comprensible que sea la posición de los verdes europeos, ya que ellos están en una fase de globalización controlada que es la construcción de la Unión Europea. La construcción europea ha sido una experiencia a veces muy dolorosa de globalización, pero hay que ver que si tomamos sólo los bienes manufacturados, Europa es cerrada a más del 83%, o sea que los europeos producen y venden casi sólo entre sí. Eso no por proteccionismo, sino porque hacen de todo, desde el petróleo hasta los alimentos. Lo que compran afuera son sólo unos pocos bienes producidos a un costo salarial drásticamente más bajo, como camisas de seda chinas, por ejemplo.
Esta globalización interna tuvo sus momentos difíciles, como cuando parecía que todas las protecciones del trabajador francés podían ser destruidas por las condiciones de producción en España o en Portugal. Hubo que luchar para conseguir reglas sociales que rijan para todo tipo de producción y de intercambio dentro de las fronteras de Europa: eso se llama la lucha para el espacio social y ecológico europeo. No la hemos ganado todavía, pero ya hay muchos conquistas. Por ejemplo, el tiempo de trabajo semanal no puede superar 48 horas, lo que en realidad refleja prácticamente sólo la realidad de un sector muy pequeño del mercado del trabajo europeo, digamos las obreras portuguesas. Pero es al menos una regla del juego y ya que vamos a integrar los países de Europa Oriental, tiene su sentido. Y luchamos por más reglas.
Ahora los ecologistas europeos tienden a pensar que hay que extender este tipo de regulación a nivel mundial. El problema es que, a nivel mundial, no hay algo como las instituciones políticas europeas, el Parlamento Europeo, etc. Y ahí hay un problema de estrategia y de alianzas. Hay ecologistas que piensan que cualquier regla promulgada por organizaciones internacionales será una regla que favorece al Norte contra el Sur. Es la posición de gente como Vandana Shiva, partidaria del desarrollo ecológico autocentrado de tipo gandhiano, o de Martin Khor, partidario del desarrollismo nacional de la vieja izquierda. Hay algo de verdad en esto: es evidente que unas reglas que hacen más difícil una competitividad fundamentada en el bajo costo del trabajo o en el saqueo de la naturaleza tienden en general a disminuir la presión competitiva del Sur sobre los países del Norte. Pero no creo que sean reglas hostiles a las poblaciones del Sur, ya que tienden a ofrecerles más protecciones contra sus propias élites.
El debate empieza a avanzar. Hemos organizado en el Parlamento Europeo una reunión con la red mexicana de lucha contra los efectos negativos del TLC, que reúne sindicalistas y ecologistas mexicanos, y la dirigente de esta red nos explicó muy fríamente: "No sólo es que queremos reglas sociales y ecológicas sobre el libre comercio, sino que queremos que se promulguen sanciones internacionales por su no respeto". Creo que, poco a poco, todas las organizaciones sociales y ecológicas de base entenderán que, cuando el comercio es internacional, lo que es inevitable, es necesaria una especie de policía internacional. Claro que esta policía la van a reclutar y pagar primero los países más poderosos. Una regulación internacional de tipo casi estatal es como cualquier tipo de regulación estatal: puede servir como instrumento de represión de las masas subalternas. Esa es la visión leninista clásica, pero en la visión sistémica de los ecologistas, el Estado es también el instrumento que la sociedad se da para impedir que las contradicciones que la atraviesan se reproduzcan en una lucha sin fin. Necesitamos de ciertas garantías universales que dicen, por ejemplo, que los niños no deben trabajar antes de acabar su crecimiento, que las mujeres y los hombres tienen derecho al descanso, que los bosques tienen que poder reproducirse de generación en generación, etc. Por esto necesitamos algo como una legislación mundial y sanciones internacionales para las empresas que no la respetan.
ED: El problema es que no hay sólo "los poderosos" y "los débiles", hay un poderoso muy particular, que es Estados Unidos.AL: En el fondo, y a pesar de cierto doble juego, Estados Unidos tiene la misma posición que Malaysia. Malaysia adopta un enfoque que llamaría lo de un "Saddam Hussein del ambiente". Cuando invadió a Kuwait, Saddam Hussein explicó que Estados Unidos había hecho lo mismo con Texas, etc. O sea que si los occidentales han cometido barbaridades durante siglos, yo también tengo derecho a siglos de barbaridades. Esa es la posición de Muhamad Mahathir en cuanto al saqueo del ambiente. No creo que los pueblos de la selva de Borneo lo aprueben. Y claro que Estados Unidos, por su parte, quiere seguir cometiendo barbaridades sin que nadie le diga nada. Washington ha siempre sido hostil a un multilateralismo auténtico. De hecho, hace parte, con países como Malaysia, de un verdadero eje Norte-Sur contra los derechos de los pueblos a tener leyes internacionales que les protejan. Pero la diferencia con Malaysia es que Estados Unidos es una democracia. De vez en cuando hay elecciones y las grandes organizaciones ecologistas y el sindicato AFL-CIO pueden decir que no van a votar por un candidato que no quiere reglas sociales y ecológicas sobre el libre comercio. Lo que explica ciertas variaciones en las posiciones adoptadas por Washington.
Sin embargo, el gran problema es tener una política de alianzas internacionales que garantice que la posición de las grandes organizaciones sindicales y ecologistas estadounidenses no sea contradictoria con los intereses de las mayorías del resto del planeta. Ahí creo que fue ejemplar la construcción de la red que se movilizó alrededor del TLC. Hubo una verdadera alianza de sindicalistas y ecologistas de los tres países, Canadá, Estados Unidos y México, con plataformas de reivindicaciones comunes que desembocaron en la promulgación de dos cartas complementarias al TLC sobre temas ecológicos y sociales. Claro que eso vino sólo después del Tratado, y es todavía frágil, pero me parece que estamos en la buena dirección. Además, la evolución de los sindicalistas estadounidenses es bastante impresionante: no sólo se acostumbraron a trabajar con ecologistas, lo que no era para nada su cultura, sino que el modo en que participaron en la movilización de Seattle, bajo la hegemonía de hecho de fuerzas más ecologistas y tercermundistas, es un fenómeno muy alentador. Eso significa que aunque haya ecologistas que se dejan influenciar por un cierto nacionalismo estéril de la vieja izquierda, hay también fuerzas del movimiento obrero y de la izquierda tradicional que se abren, entienden la necesidad de un nuevo internacionalismo concreto y adoptan el principio ecologista de "pensar globalmente, actuar localmente".

REFERENCIAS
1. Confederación Campesina. José Bové es un líder campesino francés que se hizo famoso por haber desmontado un McDonald's en una ciudad del centro de Francia para protestar contra la política agrícola de la OMC. Fue también una de las figuras más destacada de la protesta de Seattle en ??fecha??1999. La Confederación Campesina impulsó la creación de una organización internacional, Vía Campesina, de la cual es miembro la Coordinadora Nacional Campesina CNC-CONFEUNASSC en el Ecuador.2. La Gauche Prolétarienne (Izquierda Proletaria) era un movimiento maoísta espontaneista en las filas del cual militó gran parte de la joven intelectualidad radical de la época, y Jean-Paul Sartre le manifestó su solidaridad. Lotta Continua era el grupo más importante de la extrema izquierda italiana. Se autodisolvió en 1976.3. Famoso líder estudiantil franco-alemán de Mayo del 68. Diputado europeo y representante con Joschka Fischer, el actual ministro de Relaciones Exteriores alemán, de la ala derecha de los verdes europeos.4. Albert O. Hirschman, Shifting Involvements, Private Interest and Public Actions, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1979. Veáse una excelente presentación de las tesis de Hirschman sobre los movimientos sociales en Erik Neveu, Sociología de los movimientos sociales, Abya Yala, Quito, 2000. 5. La contabilidad del tiempo de trabajo puede ser anualizada en ciertas empresas que tienen ciclos estacionales de actividad más o menos intensa.
* Economista, teórico de la "escuela de la regulación", director de investigación en el Centro Nacional de la Investigación Científica de Francia. Alain Lipietz es uno de los intelectuales y activistas más destacados de la ecología política a nivel mundial. Activo en la nueva izquierda desde 1968, animador de la revista Parti Pris de 1978 a 1983, se presenta en 1986 como candidato del partido verde francés en las elecciones legislativas, antes de afiliarse en 1988. Desde 1999 es diputado en el Parlamento Europeo, donde participa en la Comisión Económica y Monetaria, en la Comisión Empleo y Asuntos Sociales, en los intergrupos Tercer Sector, OMC y Iniciativas para la Paz y en la delegación parlamentaria para Suramérica y el Mercosur. Es también miembro del Consejo de Análisis Económico del Primer Ministro socialista francés Lionel Jospin. Ha escrito más de quince libros, entre los cuales mencionamos:
(con Georges Benko) La richesse des régions. Pour une géographie socio-économique, PUF, París, 2000.Qu'est-ce que l'écologie politique? La Grande Transformation du XXIe siècle, La Découverte, París, 1999.Nach dem Ende des "Goldenen Zeitalters" Regulation und Transformation Kapitalistischer Gesellschaften, Argument Verlag, Berlín-Hamburgo,. 1998.La société en sablier. Le partage du travail contre la déchirure sociale, La Découverte, París,1996.El padre y la madre de la riqueza.: Trabajo y Ecología, ADEC-ATC, Lima, 1995.Vert-espérance: l'avenir de l'écologie politique, La Découverte, París,1993 (en español: Tercer Mundo, IKARA [de próxima publicación]).Towards a New Economic Order. Postfordism, Ecology, Democracy, Polity/Oxford UP, Londres-Nueva York,1992.Berlin, Bagdad, Rio: le XXIe siècle est commencé, Quai Voltaire, París, 1992.(con Georges Benko) Les régions qui gagnent. Districts et réseaux: les nouveaux paradigmes de la géographie industrielle, PUF, París, 1992 (en español: Ediciones Alfons el Magnanim, Valencia, 1994).Choisir l'audace. Une alternative pour le XXIe siècle, La Découverte, París,1989 (en español: Trotta, Madrid, 1997).Mirages et miracles. Problèmes de l'industrialisation dans le Tiers-Monde, La Découverte, París, 1985 (en español: Tercer Mundo, Bogotá, 1992).

domingo, marzo 16, 2008

ANALISIS DE LA POLEMICA SOBRE EDUCACION PARA LA CIUDADANIA Y SU IMPLICACION SOCIAL Y POLITICA EN ESPAÑA




CRITICA FILOSOFICA PARA MANTENER LA VIDA
SABER Y PODER PARA MANTENERNOS LIBRES COMO
LA CAPACIDAD DE INDEPENDENCIA FUNDAMENTAL PARA
LA VIDA





Educacion para la ciudadania en España



ensayo de análisis de algunas de sus facetas con implicaciones sociopolíticas e ideológicas
el PSOE (partidido socialdemócrata español, cuyo nombre oficial es Partido Socialista Obrero Español) colocó esta asignatura en un lugar privilegiado dentro de su última Ley de Educación (LOE, del año 2006)
Es de un interés relevante recordar y tomar en cuenta que para introducir esta asignatura en el nivel de 4º de ESO(alumnos de entre 15-16 años) y en 1º de Bachillerato ( alumnos de entre 16-17 años ), los gestores del Ministerio de Educación español socialdemócrata ( PSOE ) intentaron eliminar las asignaturas críticas del área de la Filosofía del sistema

gestores de esta ley intentaron eliminar del sistemaeducativo las dos asignaturas en las cuales se trataban ya de modo crítico y dialéctico, polémico , aspectos relativos a lo que se entiende mundanamente como el concepto y el ejercicio de Ciudadanía Democrática, a saber: Etica de 4º y Filosofía de 1º, además de algunos textos selectos de autores clásicos en la asignatura de 2º de bachillerato , Historia de la Filosofía, como podrían ser Platón,Santo Tomás,Locke,Kant,Rousseau,Marx,Ortega y Gasset , entre otros
Una vez puesta en marcha la nueva Ley educativa española y la nueva asignatura relativa a una educacion para la ciudadnía
de las democracias homologadas del modelo neoliberal
las editoriales y algunos filósofos por ellas contratados se ponen a la tarea
de ofrecer a los profesores de secundaria y bachillerato la nueva estrella educativa
Todo ello dentro de un clima en el que el enfrentamiento entre los padres y colegios de los setores sociales conservadores y católicos, que lleva a un intento por parte de dichos sectores de enfrentar al PSOE mediante acciones dirigidas a potenciar al máximo la OBJECIÓN DE CONCIENCIA (CONTEMPLADA EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA VIGENTE) EN CONTRA DE LA OBLIGACIÓN DE QUE SUS HIJOS SEAN EDUCADOS EN ESE MODELO DE CIUDADANÍA DEFENIDO Y OBLIGADO POR EL PARTIDO DOMINANTE EN ESTOS MOMENTOS
( PSOE )
Ponemos a continuación un intento polémico de contraste de dos( de las diversas posibilidades existentes) posiciones acerca de la Edcucación para la Ciudadanía:
Posición 1 :
tal como es presentada por una de las diversas editoriales ( elegimos la de editoral SM, de raigambre católica) a disposición de quienes etngan interés en adentrarse un poco más en esta temática, compleja , sin duda, pero cuyo estudio crítico es na cuestión de crucial interés políitico y social. Elegimos esta posición por la repercusión ( por su trayectoria como autor de éxito editorial, digamos) del autor al cual se le encargó el texto: José Antonio Marina
Posición 2 :
la del ex catedrático de Filosofía Gustavo Bueno cuya trayectoria es conocida, autor de varios libros polémicos sobre Filosofía y temas clave como la guerra, la Bioética, la Filosofía Política, la Televisión y su conexión con la Demoracia, entre otros libros podemos citar el último ( la Fe del ateo ) que en cierto modo conecta , de modo más o menos directo con el tema que nos ocupa: la implantación en España de las asignaturas Educación para la Ciudadanía, Etica y Ciudadanía y Filosofía y Ciudadanía
Me parece además interesante analizar el asunto tomando como referentes estas dos posiciones pues ya ha habido un interesante enfrentamiento dialéctico entre los defensores de las posiciones cuya confrontación sugerimos analizar a raíz de una mesa redonda en la cual participaban tanto Marina como Bueno, televisada por RTVE, del XL Congreso de Jóvenes Filósofos en Sevilla el año 2003 El interés de esta previa confrontación entre G Bueno y J A Marina puede radicar en parte en constatar posibles aspectos de la génesis de la actual estructura que será ejercitada en las escuelas e isntitutos de España en los próximos años, es decir, el ejercicio de la LOE en cuanto a los contenidos y objetivos de la Edcucación para la Ciudadanía en sus distintos cursos y niveles educativos decisivos para nuestros niños y jóvenes adolescentes, los futuros ciudadanos y votantes españoles de la democracia realmente existente. La democracia del Mercado pletórico y de la televisión como fabricante y develadora d ela basura de nuestras sociedades del presente
POSICIÓN 1
COMENTARIO DE LA EDITORA( SM ) DEL LIBRO DE TEXTO JOSE A MARINA para la asignatura Etica y Ciudadanía de 4º de ESO ( alumnos de entre 15-16 años )

"¿Enseñaría usted esto a sus hijos?"
Esta información fue publicada por EL MUNDO, en el semanario Crónica del 24 de junio de 2007, número 609. Se reproduce aquí por su interés educativo.
MAS DE 226.000 alumnos de Secundaria de siete comunidades (Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Cataluña, Extremadura y Navarra) estudiarán el próximo curso la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Los del resto de España comenzarán en 2008 y los de Primaria, en 2009. Según el Ministerio de Educación, la materia nace para favorecer «el desarrollo de personas libres e íntegras» y «la formación de futuros ciudadanos con criterio propio». La Conferencia Episcopal, por contra, entiende que el Estado trata de esta manera de convertirse en «formador de la conciencia moral» de los estudiantes y defiende que se recurra «a todos los medios legítimos». Grupos católicos ya han iniciado campañas para promover la objeción de conciencia. Así las cosas, José Antonio Marina, uno de los principales impulsores de la asignatura, defiende que es necesaria: «Cada vez que surge un problema, la sociedad se vuelve a la escuela pidiendo soluciones. Esta asignatura debería ser la respuesta de la escuela a esa demanda». El filósofo es autor de uno de los libros de texto en el que los escolares estudiarán la materia. «Crónica» extracta su contenido para que usted mismo juzgue
Arranca en septiembre [CURSO 2007-2008 ] la materia de Educación para la Ciudadanía -en Secundaria; en 2009 llegará a Primaria- y las editoriales ya tienen listos los libros de texto. Algunas han recurrido a autores de prestigio. De mucho prestigio. La catedrática Carmen Pellicer coordina el de Santillana, Fernando Savater prologa el de la editorial Laberinto y el filósofo José Antonio Marina, colaborador de Crónica y uno de los principales impulsores de la asignatura, es el autor del de SM.
«Nuestra convivencia íntima, nuestro sistema político, nuestras relaciones vecinales deben estar orientadas por valores éticos que nuestros jóvenes deben conocer», sostiene Marina. «Estamos intentando construir una casa común, un gran proyecto ético y necesitamos que nuestros hijos lo conozcan, lo valoren y lo prolonguen. Cada vez que surge un problema social -droga, embarazos adolescentes, violencia, accidentes de tráfico, fracaso escolar- la sociedad se vuelve a la escuela pidiéndole soluciones. Esta asignatura debería ser la respuesta de la escuela a esa demanda». Entresacamos algunos párrafos del libro de SM de Marina para escolares de 2º y 3º de ESO (entre 12 y 14 años).
José Antonio Marina: "Los valores éticos fundamentales son la vida y su dignidad, la libertad, la igualdad, la seguridad y la paz".
1. LA CIUDADANÍA
Se llama ciudadanía a la relación entre un individuo y una comunidad política. Gracias a ella, el ciudadano goza de determinados derechos y determinados deberes.
2. ¿QUÉ TIENE QUE VER CON LA FELICIDAD?
Todo lo que hacemos lo hacemos para ser felices. La felicidad personal es un estado de satisfacción personal y de plenitud en el que podemos desarrollar nuestro proyecto de vida.
Para conseguirla necesitamos vivir en un ambiente que no lo impida y, a ser posible, que la facilite. Necesitamos que la sociedad sea feliz.
3. EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA
La Historia es, en parte, una narración de conflictos. En Educación para la Ciudadanía contamos otra historia, la del intento de los seres humanos por resolver bien los conflictos, por abandonar la ley de la violencia, y construir el proyecto común. Estudiamos las mejores soluciones que ha encontrado y sigue encontrando la inteligencia humana para resolver los problemas fundamentales que plantea la búsqueda de la felicidad personal y la convivencia.
4. LOS VALORES ÉTICOS FUNDAMENTALES
Hay bienes que todos necesitamos disfrutar para poder tener una vida feliz y digna. Son los bienes materiales y educativos imprescindibles para desarrollarnos como personas; la libertad; la igualdad; la seguridad, y la paz.Decimos que tienen un valor ético porque son imprescindibles para realizar el gran proyecto humano de lograr un mundo justo.
5. LOS DERECHOS HUMANOS
Los valores fundamentales son imprescindibles para vivir una vida feliz. Por eso los hemos protegido con los derechos humanos, que son aquellos que garantizan el derecho de cada persona a disfrutarlos, así como la obligación de defenderlos.
6. LA DIGNIDAD
Es una cualidad que tienen todas las personas que las hace valiosas, importantes y respetables por el hecho de ser personas, con independencia de su fuerza, riqueza, conocimientos, cultura, religión o sexo. No son valiosas porque «valgan para algo», sino en sí mismas, por existir.
7. DERECHOS
Un derecho es todo aquello que puede exigirse de forma legítima a los demás. Los derechos humanos son los que protegen y aseguran el acceso de todas las personas a los valores fundamentales para vivir dignamente.
8. DEBERES
Lo deseable es tener derechos, es decir, poder exigir o hacer todo lo que la ley nos permita. Pero para que esto sea posible tenemos que cumplir nuestros deberes. Deber es la obligación o necesidad que tenemos de hacer algo para conseguir un fin. Para poder exigir nuestros derechos, tenemos que respetar los de los demás.
9. LAS NORMAS
Los derechos imponen deberes y para concretarlos, exigirlos y poderlos realizar, hemos creado normas. Una norma es una regla que nos indica cómo se debe hacer una cosa. Las normas justas son las que sirven para resolver conflictos, son dadas por una autoridad legítima, mediante procedimiento legítimo y no contradicen derechos fundamentales de los afectados.
10. LA CONCIENCIA CÍVICA
La conciencia cívica es la que nos indica cómo debemos comportarnos como ciudadanos. Todo ciudadano debe conocer el gran proyecto ético que la humanidad tiene como reto construir y ser consciente de sus derechos y de sus deberes. Tener la valentía de reclamarlos y cumplirlos.
11. RESPONSABILIDAD
La libertad va asociada a la responsabilidad porque es su fundamento. El buen ciudadano debe ser responsable: saber lo que hace, prever las consecuencias y atender a sus deberes.
12. LA JUSTICIA
La esencia de la justicia está contenida en la llamada «regla de oro»: «No hagas a tu prójimo lo que no te gustaría que te hicieran a ti». A lo largo de la historia todas las religiones han realizado importantes contribuciones a la idea de justicia.
13. LA SOLIDARIDAD
Para que la justicia esté bien orientada necesita estar impulsada, completada y dirigida por la solidaridad.La guía para ser solidarios se encuentra en el principio de reciprocidad: «Haz a los demás lo que te gustaría que ellos hicieran contigo».
14. CONSUMO RESPONSABLE
Es posible hacer un «test de inteligencia del consumidor». Es inteligente el que compra sólo lo que necesita y no algo innecesario porque está rebajado. El que no se deja influir por lo que la publicidad le ha dicho que compre. El que compra lo que realmente necesita, sin pretender presumir o dar envidia al vecino.
15. LA IDENTIDAD SEXUAL
Se llama «heterosexual» a aquella persona que se siente atraída por personas del otro sexo. Y se llama «homosexual» a la persona que se siente atraída por personas del mismo sexo.
La homosexualidad ha sido severamente juzgada durante gran parte de la historia. Y en la actualidad, la legislación de algunos países sigue condenándola. Sin embargo, tenemos la obligación ética de respetar la dignidad de todas las personas, reflejada en la Constitución y las leyes españolas.
16. LA IDENTIDAD RELIGIOSA
Uno de los derechos humanos fundamentales protege la libertad de conciencia, es decir, afirma que cada persona puede tener la religión que desee. España tiene una Constitución laica, lo que significa que no hay una religión oficial del Estado, aunque tradicional y culturalmente la religión católica ha sido la mayoritaria.
Las religiones deben respetarse entre sí. Todo ciudadano -creyente o no- debe respetar las creencias y ritos de todas las religiones, siempre que no vayan en contra de los derechos humanos.
17. LA SEXUALIDAD
En este asunto, como en todos, es necesario guiarse por los valores de responsabilidad, justicia y solidaridad:- Sexo responsable. Las relaciones deben ser libres y conscientemente aceptadas.- Justicia y sexo. La justicia tiene que ver con el respeto a los demás. Resulta injusta la actuación de una persona que se aprovecha de otra para tener satisfacción sexual, por ejemplo, engañándola.- Solidaridad y sexo. La sexualidad humana está orientada al establecimiento de fuertes vínculos afectivos entre los seres humanos y a la procreación.
18. LA FAMILIA
La familia es el núcleo de la sociedad. Han aparecido nuevas formas:- Familias monoparentales, en las cuales los hijos viven sólo con uno de los padres. Puede deberse a una separación, divorcio, al fallecimiento de uno de los dos o a la decisión de una persona sola de tener o adoptar hijos.- Familias reconstituidas tras un divorcio o separación, en las que pueden convivir hijos de distintas parejas.
19. URBANIDAD
La urbanidad es el conjunto de comportamientos respetuosos hacia los derechos de los demás ciudadanos y hacia su bienestar. Por urbanidad, no hacemos nuestras necesidades fisiológicas en la calle, procuramos evitar conductas groseras, ruidosas, dejamos la basura en los contenedores en vez de tirarla a la calle, o seguimos unas normas al comer, para no provocar repugnancia.
20. EL TRABAJO
Se entiende por trabajo el esfuerzo necesario para producir algún bien.
Todos tenemos el deber de trabajar. El que pudiendo trabajar no lo hace se está aprovechando del trabajo de los demás. Pero, además de un deber, el trabajo es un derecho. Los seres humanos necesitamos ganarnos la vida trabajando.
21. LA ESCUELA
Los adultos van a trabajar, y los niños y los jóvenes también. La escuela es el lugar de trabajo de la gente joven. Estos últimos podrían replicar que no se les paga un sueldo, pero esto no es verdad. Todos los ciudadanos se comprometen a pagar a cada estudiante de enseñanza secundaria 4.000 euros al año. Lo que ocurre es que no se lo pagan en dinero sino en clases, profesores, libros.
22. LA GLOBALIZACIÓN
Es el proceso, fundamentalmente económico, que consiste en la creciente integración de las economías nacionales en un mercado mundial. Genera riqueza, pero también da lugar a profundas desigualdades.
23. LA DEMOCRACIA
Se llama democracia a la participación del pueblo en las tareas de gobierno. Es la forma política más eficaz para realizar el proyecto ético común de alcanzar un mundo más justo.
24. CIUDADANOS Y POLÍTICOS
Los protagonistas de la democracia somos los ciudadanos. Los políticos son profesionales a los que contratamos para que trabajen por el bien común. Si no lo hacen bien, podemos cambiarlos. Los ciudadanos tenemos la obligación de indicar a los políticos lo que queremos y vigilar para que hagan bien su trabajo.
25. LA DEMAGOGIA
Es la estrategia política de ciertos líderes que, para satisfacer sus propios intereses, buscan atraerse a la opinión popular mediante halagos, falsedades y exaltando los ánimos, en lugar de usar argumentos racionales. La manipulación que pretende la demagogia será más difícil de lograr cuanto mayor sea la formación y cultura de los ciudadanos.
Extractado de «Educación para la Ciudadanía. ESO», de la editorial SM
POSICIÓN 2

Gustavo Bueno El mito de la felicidadAutoayuda para desengañode quienes buscan ser felices Ediciones B, Barcelona 2005 150×230 mm, 394 páginas, ISBN 84-666-2063-X Primera edición: abril 2005 [en las librerías el 23 de abril] «El mito de la felicidad.» «La filosofía de la felicidad es una cáscara vacía cuando la felicidad se ha separado de los contenidos metafísicos que le dieron origen. Y a esta confusión contribuyen los abundantes libros, que arrojan sucesivamente al mercado las editoriales, titulados filosofía de la felicidad, escritos generalmente por profesores de filosofía que meten en el mismo saco, con objeto de llenar el cupo de páginas concedidas, una exposición de Epicuro y una de Aristóteles, a Santo Tomás y a Bertrand Russell, como si todos ellos fueran respuestas alternativas a una misma cuestión previa y exenta: la Idea de la Felicidad humana.» Con estos presupuestos y desde una perspectiva no exenta de polémica, el filósofo Gustavo Bueno, creador del sistema del «materialismo filosófico» y autor de obras tan conocidas como El mito de la Izquierda, aborda en esta obra el análisis del estado de ánimo más anhelado a lo largo de la historia de la humanidad.
Noticias, reseñas, críticas y comentarios sobre este libro
¿Es la felicidad un mito necesario?, El País, Babelia, 7 julio 2001• Gustavo Bueno revisa en un libro el mito de la felicidad, La Voz de Asturias, 27 abril 2005• Bueno: «Los libros de autoayuda son para débiles mentales», El Periódico, 29 abril 2005• Rubén Espiniella, «Don't worry, be happy!», El Comercio, 4 mayo 2005• Sobre la felicidad no se puede fundar una ética, como muchos hoy pretenden / LNE / 8 mayo 2005• ¿Es esencial buscar la felicidad?, Silverio Sánchez Corredera, El Catoblepas 41:24• José Ignacio Gracia Noriega / Desmontando mitos / LNE / 29-30 octubre 2005• Francisco Palacios / La felicidad canalla / LNE / 14 noviembre 2005
En cuanto al libro (3), el de José Antonio Marina, como autor encargado por la Sociedad Marianista (por cierto, una institución católica, lo que nos da pie de paso para observar cómo ciertas órdenes religiosas católicas, sin perjuicio de los enfrentamientos de la Conferencia Episcopal con el Gobierno socialista, practican el posibilismo ofreciendo libros de texto para educar a la ciudadanía) sólo diremos, en primer lugar, que se mantiene también en la «plataforma estratosférica» (ni una palabra sobre la kale borroka o el terrorismo etarra, al hablar de la violencia ciudadana) y, en segundo lugar, que ni siquiera se advierte el menor esfuerzo para remontar la vulgar perspectiva psicologista de los planteamientos y la papilla humanista que desde esa perspectiva puede destilar. Este subjetivismo psicologista queda consciente o inconscientemente simbolizado en los planos de las ciudades ideales (que figuran en la portada y contraportada, y en las guardas del libro, y que suponemos inspiradas por el Padre Guillermo José Chaminade), planos cuyas calles y plazas («Plaza de la Conciencia Cívica», «Plaza de la Ciudadanía», «Avenida de la Reponsabilidad», «Calle de la Fidelidad») aparecen integradas en el interior de dos cráneos siameses unidos frente a frente, con posibilidad de diálogo, por la «Calle del Respeto».
Página 62: «Los seres humanos en nuestra búsqueda de la felicidad hemos luchado por la abolición de la esclavitud.» Es difícil ponerse en el pellejo de un autor veterano que es capaz de expresar semejante majadería sin la menor sombra de autocrítica. ¿Qué tiene que ver la búsqueda de la felicidad con la abolición de la esclavitud? ¿Acaso la abolición de la esclavitud no tuvo lugar al margen enteramente de semejante lucha, e incluso llevaba consigo a la infelicidad a tantos patricios o empresarios esclavistas, que llegaron hasta perder su vida? En la página 67 nos presenta una anciana, sonriente por supuesto, que lleva como leyenda: «Las personas son valiosas en sí mismas, por existir, porque son insustituibles.» ¿Esta es la razón por la que son valiosas? ¿Acaso no es sustituible un asesino etarra, cuando es detenido, por otro asesino que tiene las mismas «destrezas y competencias» (que la educación para la ciudadanía correspondiente le habrá enseñado) para pegar un tiro en la nuca a un ciudadano de San Sebastián, de Sevilla o de Madrid? Luego no será la simple existencia la que confiere valor a las personas.
«El gran proyecto lo haremos consistir en construir un mundo feliz y justo». Pero esto será cualquier cosa menos un proyecto, pues resulta (como nos dice a continuación el autor) que es un proyecto que tenemos que cumplir todos si queremos que «la casa común se realice». Pero un proyecto común (si queremos) que apela a la contingencia de la reunión de todos los 6.500 millones de quereres de proyectos, no es un proyecto, sino una mera fórmula retórica que pretende marcar una tarea infinita a los aprendices de ciudadanos, a fin de mantenerles en un clima de esperanza vacía, denominada mentirosamente como proyecto.
Página 98: «El buen ciudadano tiene como regla de oro: actúa con los demás como te gustaría que los demás hicieran contigo.» Pero esta regla, que es puramente formal (es decir, que no atiende a la materia reglada), sólo demuestra la condición áurea cuando se presupone ya dada una materia que efectivamente permita la existencia de buenos ciudadanos, según la definición de los mismos que, además, habrá que dar previamente. Supongamos que a un individuo lo que le gusta de verdad (incluso como sentido de su vida) es que le erijan una estatua de bronce en su pueblo. Su regla de oro, como buen ciudadano, le llevará a conseguir erigir estatuas de bronce a todos los demás individuos de su pueblo, a todos sus conciudadanos; y este proyecto generoso daría sobradamente sentido a su vida, aunque su fracaso estuviera asegurado, porque su tarea jamás se acabaría. Con esto queremos decir que la dificultad de una regla de oro no está en su forma, sino en su materia; y precisamente esta es la crítica (que el autor debiera haber tenido en cuenta) a todos los principios formales clásicos que han sido propuestos como normas de la acción. Por ejemplo, el principio de la sindéresis («lo bueno ha de ser hecho, lo malo ha de ser evitado») o el imperativo categórico («obra de tal modo que la máxima de tu conducta pueda convertirse en ley universal»). Porque la cuestión es determinar qué es lo bueno y qué es lo malo, cual es la máxima de tu conducta que pueda convertirse en ley universal. No hay duda que la máxima de la conducta de Hitler con relación a la raza aria pretendió convertirse en ley universal para los que se creían arios. No hay duda de que la norma de sindéresis de Stalin era más o menos esta: es bueno todo lo que favorece a la Unión Soviética, y es malo todo lo que la perjudica.
El libro de Marina es tan abundante en preceptos vacíos y en vulgaridades enteramente superadas que no creemos merezca la pena para el lector avisado insistir en el análisis, ni siquiera para ensañarse en la crítica
ENLACES DE INTERES PARA EL TEMA DE EDUCACIONPARA LA CIUDADANIA
programas en formato TV debate dirigidos por el escritor y profesor de Filosofía Gabriel Albiac http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/programas/reeducacionparalaciudadania/ en los cuales participan invitados con interesantes aportaciones críticas al respecto
Nota de la Universidad Complutense , relativa a uno de sus cursos de verano 207 en El Escorial (Madrid)
26/06/07 http://www.ucm.es/info/cv/subweb/prensa/noticias.html
José Antonio Marina
La controversia política y la llamada a la rebeldía expresada por los obispos ha hecho descarrilar el tren de Educación para la Ciudadanía, la asignatura implantada por la Ley Orgánica de Educación (LOE) como alternativa a la asignatura de religión. Ésta es la tesis que defiende el catedrático de filosofía y ensayista José Antonio Marina, que ayer sumó su voz al debate sobre esta polémica materia que se está desarrollando esta semana en el curso Educación para la Ciudadanía.“Hay un pulso político al Gobierno e incluso hoy hay una intervención urgente del PP en el Congreso para pedir que retire la asignatura, como si nos fuera la vida en ello”, declaró a los medios el autor de Aprender a convivir, quien también considera que “no hay ninguna justificación” para la oposición frontal de los obispos. “Con todo este asunto, la asignatura está destruida y ahora es el momento de pedir cuentas y aclarar de quién ha sido la culpa”, afirmó Marina, que defiende a capa y espada la necesidad de implantar este tipo de enseñanzas.“Es absolutamente imprescindible, sólo tienes que mirar cómo está la calle y cómo se comportan los chicos: droga, violencia, fracaso escolar, falta de civismo, decepción y desinterés por la cosa pública…”, explica. Según este filósofo, no es aceptable la sospecha de que “cada gobierno inculcará su propia moral en Educación para la Ciudadanía”, ya que “hay una serie de valores universales, como la Declaración de loa Derechos Humanos y la Constitución, que el Estado tiene la obligación de fomentar y transmitir”.
_________________________________________________________________________________________________________________________________
Lo que podemos ver, en resumen, es que de facto, el tema de EpC se ha ido llevando ( por las jerarquías católicas y del Partido Socialista ) a un terreno prácticamente dominado por la ya vieja polémica entre Religión(católica)y Etica ( laica , pero un laicisimo impregnado de krausismo, el sistema filosófico que está en gran parte presente en la génesis de la obsesiva posisicón del PSOE respecto de su asignatura estrella de la nueva Ley de Educación, la patéticamente célebre Educación para la Ciudadanía Democrática)
Algunas claves para comprender esto que comento las podemos buscar en los libros El Mito de la Cultura y en El Mito de la Izquierda de Gustavo Bueno y en algunos artículos de la revista El Catoblepas sobre el Krausismo y su vinculación ideológica (de interés esencial consultar los análisis de dicho sistema y su impacto educativo político en la web del Proyecto de Filosofía en Español) con el Gobierno de Zapatero y su plataforma ideológico política vinculada por cierto con esa Idea de una Alianza de Civilizaciones , nebulosa pero retóricamente muy beneficiosa cara al electorado ingenuo o dócil ante semejante engendro demagógico